Prof. Dr. Oscar Luiz Brisolara
INVENTARIO GENERAL DEL MUNDOEduardo Galeano
Arthur Bispo do Rosario fue negro, pobre, marinero, boxeador y artista por
cuenta de Dios.
Vivió en el manicomio de Río de Janeiro.
Allí, los siete ángeles azules le trasmitieron la orden divina: Dios le
mandó hacer un inventario general del mundo.
Monumental era la misión encomendada. Arthur trabajó noche y día, cada día,
cada noche, hasta que en el invierno de 1989, cuando estaba en plena tarea,
la muerte lo agarró de los pelos y se lo llevó.
El inventario del mundo, inconcluso, estaba hecho de chatarras,
vidrios rotos,
escobas calvas,
zapatillas caminadas,
botellas bebidas,
sábanas dormidas,
ruedas viajadas,
velas navegadas,
banderas vencidas,
cartas leídas,
palabras olvidadas y
aguas llovidas.
Arthur había trabajado con basura. Porque toda basura era vida vivida, y de
la basura venía todo lo que en el mundo era o había sido. Nada de lo intacto
merecía figurar. Lo intacto había muerto sin nacer. La vida sólo latía en lo
que tenía cicatrices.
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