Prof. Dr. Oscar Luiz Brisolara
Musei Capitolini - Roma |
Anacreonte é um poeta grego da antiguidade, da cidade de
Teos, na Ásia Menor, hoje Siğacik, na atual Turquia. Sua vida, provavelmente,
aconteceu entre 572 e 485 a. C..
Viveu em Samos, na corte de Polícrates, esteve. com Hiparco,
em Atenas e morreu na Tessália, tendo passado por outras cortes gregas. Sua
lírica canta, em tom hedonístico, o amor erótico, tanto masculino quanto
feminino.
Na concepção de Anacreonte, o amor se constitui em um
fenômeno eminentemente sensual, fugaz, passageiro. Faz, ora poemas apaixonados
para um jovem quanto para uma donzela.
Seus poemas foram imitados pelos séculos afora. Assim, os
poemas classificados como anacreônticas ou odes anacreônticas, no mais das
vezes, não são dele. São poemas que visam a imitar o processo criativo do
ilustre poeta grego.
ANTOLOGIA
ABACREÔNTICA EM DIVERSOS IDIOMAS
E LAS
MUJERES
Naturaleza,
a los feroces toros
dio
temible defensa con sus astas,
cascos
a los caballos,
rápidos
pies a las veloces liebres,
a
los leones dientes poderosos,
el volar a las aves,
el nadar a los peces
y
a los hombres la fuerza de sus miembros.
¿Tal
vez a la mujer dejó olvidada?
¿Cuál
arma le ha entregado? La belleza:
el
escudo más fuerte;
la
espada más aguda;
pues
la mujer con ella
domina
los aceros y las llamas.
Fragmento n°
2
Ó divino – com quem, enquanto percorre
os altos cimos dos montes, folgam
as ninfas dos olhos azuis,
a purpúrea Afrodite
e o indomável Eros –
rogo-te que benévolo
venhas para escutar
minha grata prece.
Infunde sábio conselho
em Cleóbulo: que ele aceite,
ó Dionísio, o meu amor.
Fragmento n° 4
Rapaz de olhar virgíneo,
desejo-te, mas tu m’evitas,
não sabendo que de minha
alma governas as rédeas.
Fragmento n° 5
(Para Safo)
Novamente c’uma toga púrpura
provocando-me, Eros dos cabelos louros
convida-me a brincar junto
d'uma moça de sandálias jaspeadas.
Mas ela – que provém da florida
Lesbos – despreza minha cabeleira
já branca, enquanto, de boca aberta,
fica maravilhada diante d'outra.
Fragmento n° 27
Traz-me água, traz-me vinho, ó rapaz, traz-me coroas
entrelaçadas de flores pois quero lutar com Eros.
Fragmento n° 43
Eia rapaz, traz-me o cálice
para qu'eu beba d’um alento,
mescla na taça dez partes de água
e cinco de vinho, pois quero
de novo embebedar-me
sem tantas histórias.
Eia, não façamos como
os Cítas que bebem do vinho
entre brigas e gritarias,
mas calmos brindemos entoando
belos cantos em louvor aos deuses.
Fragmento n° 44
Cinzentas já estão minhas
têmporas e branca a cabeça,
já está perdida
a amável juventude
e os dentes têm cáries.
Da doce vida não me resta muito tempo,
por isso me lamento,
temendo o Tártaro horrendo.
Com efeito, é terrível o abismo do Hades
e penoso o caminho dos infernos.
E é certo o dito:
o que caiu não mais se levanta.
Anacreônticas". Nota:
a autoria deste fragmento é incerta, já que pertence às "Odes
Estes poemas e
fragmentos em português estava disponíveis em 07/04/2015 no seguinte site:
http://www.portaldepoesia.com/Textos_poetas/Anacreonte.htm
FRAGMENTO EM ITALIANO
“Beviamo:
perché aspettiamo le lucerne?
Un dito
è il giorno; ragazzo mio,
tira
giù grandi coppe decorate:
il
vino, infatti,
il
figlio di Semele e Zeus,
oblio
dei mali, donò agli uomini.
Mesci
mescolando
una
misura d’acqua e due di vino,
colme fino all’orlo, e l’una l’altra coppa
scacci.”
MAIS FRAGMENTOS EM ESPANHOL
LA LIRA
Quiero ensalzar
cantando a los Atridas,
quiero
cantar a Cadmo
mas de mi
lira los sonoros nervios
tan sólo
amores dicen
Otra lira
pulsar en otro tono
quise,
con nuevas cuerdas
y al
pretender cantar al fuerte Heracles,
tan sólo amores respondió mi lira.
Héroes,
dejad de enardecer mi mente,
EL AMOR
Cuando
la media noche se acercaba
y
el signo de la Osa se volvía
a
la mano de Bootes;
cuando los hombres en el blando lecho
yacían, del trabajo fatigados,
el Amor a mi puerta cauteloso
llegóse, golpeando las aldabas.
-¿Quién a estas horas – dije- hasta mi puerta
viene, a turbarme el sueño?
-Abreme – contéstome el caminante-;
soy un niño; no temas por tu vid:
azótame
la lluvia,
y en la cerrada noche me he perdido.
Al escuchar sus quejas
de compasión se estremeció mi pecho
y encendiendo mi lámpara,
abrí la puerta y penetró el muchacho.
Traía el arco al hombro
colgado, y el carcaj lleno de flechas.
Sentados junto al fuego,
calentaba sus manos con mis manos
y le enjugaba el húmedo cabello.
Mas él, quitado el frío
quiso probar el arco, y si la cuerda
rota del agua estaba.
Tendiólo, y con el dardo,
me hirió en el corazón, con venenosa
herida, como un tábano rabioso.
-¡Alégrate, amigo,
huésped –dijo riendo-;
el arco estaba sano,
mas tú
quedas herido para siempre!
DE SÍ MISMO
Sobre los verdes mirtos recostado
quiero brindar, y sobre tiernos lotos,
y que al Amor, al cuello
con una cinta el palio recogido,
escancie el vino en mi profunda copa
La breve vida pasa dando vueltas
cual la rueda de un carro,
y cuando se deshagan nuestros huesos
yaceremos en polvo convertidos.
¡Para qué entonces derramar unguentos
sobre la tierra helada? ¿De qué sirve
libar sobre la tierra que
nos cubra?
Mejor úngeme ahora,
coróname de rosas perfumadas
y haz que se acerque la mujer que adoro...
Mientras llega el momento
de acudir a las danzas infernales,
quiero vivir ajeno de cuidados.
LAS ROSAS
Derramemos
el vino
sobre las frescas rosas,
que es flor de los amores.
Apuremos
las copas
ciñendo nuestras sienes
con floridas coronas.
Entre todas las flores
la más bella es la rosa:
ríe la primavera
al romper su corola:
con ella se complacen
los dioses, y ella adorna
del hijo de la diosa Citerea
la cabellera blonda
cuando va con las Gracias
anzando en las praderas olorosas.
Ciñamos nuestras sienes, ¡oh Dionisos!
con floridas coronas,
y yo, cantando al eco de la lira,
danzaré ante las aras con la moza
de más alivio seno, coronado
de guirnaldas de rosas.
LA FIESTA
Apuremos los vasos
ciñéndonos las sienes
de coronas de rosas.
Una gentil
doncella
de blancos pies ligeros
danzará sobre flores
al compás de la lira,
agitando en el aire
los tirsos enlazados
con guirnaldas de hiedra,
y un hermoso mancebo
de cabellos de oro
la cítara armoniosa
tañera, mientras dulce
brotará de sus labios
una canción de amores.
Y Eros, el de la rubi
cabellera, y Lieo,
y la gentil Citeres,
reinarán en la fiesta,
regocijo de viejos y de mozos.
DEL AMOR
El importuno Eros,
azotando mi rostro
con olorosa rama de jacintos,
me mandaba correr tras de sus pasos.
El ardiente sudor me fatigaba,
atravesando selvas,
torrentes y profundas cortaduras.
Mi
corazón a la nariz subía
y sin aliento me dejaba. Entonces,
tocándome la frente con las alas,
“¡Tú
no puedes amar!”, dijo riendo.
LA PALOMA
Amable palomilla,
¡ay!, ¡ay! ¿de dónde vuelas?
De dónde por los aires
caminas tan ligera?
¡Qué fragantes aromas
espiras y goteas!
¿Quién eres, dí, quién eres
y qué cuidados llevas?
“Mandóme Anacronte
que a su Batilo fuera,
al
muchacho tirano
que a todos hoy sujeta.
Compróme de Dione
por una cantilena;
desde
entonces le sirvo
en cosas de gran cuenta.
Ora, cual ves, le llevo
a Batilo estas letras,
y ha dicho que me haría
libre cuando volviera.
Mas quedaré su esclava,
aunque me diere suelta,
que
vagar no me place
por montes y por selvas,
ni andar de rama en rama
posándome y, hambrienta,
manteniéndome sólo
de las frutillas secas,
cuando con pan ahora,
que en sus manos me muestra
y yo se lo arrebato,
mi
dueño me alimenta,
y del vino que él bebe
me da también que beba,
y ya
que estoy beoda
le bailo con mil fiestas,
y le hago sombra luego
con mis alitas tiernas,
y en
su lira me pone
para que en ella duerma ...
Todo lo sabes, vete
pues más que la corneja
con tu pregunta, amigo
me has hecho ser parlera.”
A UNA DONCELLA
En un tiempo, de Frigia en la ribera,
en
roca fue Niove transformada
y la hija de Pandión, como una alada
golondrina, cruzó la azul esfera.
¡Ay si en tu espejo yo me convirtiera
para poder gozar de tu mirada!
¡Si trocándome, en túnica, abrazada
a ti toda la vida me estuviera!
Onda quisiera ser para bañarte,
ungüento y perfumar tu piel de nieve,
banda
y el alto seno sujetarte,
perla y fulgir en tu garganta hermosa,
¡o ser quisiera tu sandalia breve,
que, como tú la huellas, es dichosa!
DEL AMOR Y LA ABEJA
No vió Cupido una abeja
que, escondida entre unas rosas,
para labrar su colmena
ingeniosamente roba.
Madrugó para hurtar
lo que mañana borda,
haciendo sus materiales
de los llantos de la Aurora.
Fue a cortar un ramo dellas,
y ella, que ve que la cortan
jardín, sustento y riqueza,
al diós picó, venenosa.
Dio el niño licencia al llanto
soltó medroso las hojas,
y en sus lágrimas y en ellas
dio al prado nácar y aljófar.
-Muerto soy, madre- la dice-;
mi vida será muy poca,
porque
una pequeña sierpe
y con alas, a quien nombran
los jornaleros abeja,
me ha
picado. Mas la diosa
respondió: -Si una serpiente
de cuerpo y fuerza tan poca
puede dar dolor tan grande,
desarmada, humilde y sola,
¿cuánto mayor le darás
tú con las flechas que arrojas?
Bien es que sepas lo que es
dolor, y que le conozcas,
para que te compadezcas,
de
muchos que por ti lloran.
EN UN FESTÍN
Alegres y gozosos,
dulce
vino bebamos,
y en
festivos cantares
celebremos a Baco,
al inventor del baile,
al
amante del canto,
del niño Amor amigo
y de Venus amado.
De beodez amable
al padre soberano
de la risa y placeres,
que
disipa cuidados,
que el dolor adormece;
y cuando el dulce vaso
los jóvenes ofrecen
de su licor mezclado,
cual viento impetuosos
van en tropel volando
los tristes pensamientos;
bebamos,
pues, bebamos,
y en espumosas copas
embriaguemos cuidados.
¿Qué utilidad te viene
de los lamentos vanos?
Lo por venir, ¿quién sabe?
Pues
al mortal no es dado
el saber de su vida
el destinado a plazo.
Por eso, yo, por eso,
ebiendo dulces vasos,
quiero danzas festivas
y de esencias bañado,
con hermosas doncellas
trabas lascivos lazos.
Tome pesar quien quiera,
aflíjanle cuidados,
y
nosotros, contentos,
dulce
vino bebamos,
y en
festivos cantares
celebremos a Baco.
LA CIGARRA
Dichosa te llamamos,
cigarra que, en las ramas,
bebiendo del rocío,
como los reyes cantas.
Tuyo es el campo todo,
cuanto la selva abraza;
del labrador amiga,
a los mortales cara,
anuncias el Estío,
las
Piérides te aman,
te
otorga el mismo Febo
la voz sonora y grata.
¡Oh hija de la Tierra!
No la vejez te acaba,
impasible, sin sangre,
cantora dulce y sabia,
semejante a los dioses,
no del dolor esclava.
DE UN VASO DE PLATA
Fabrícame, maestro,
fabrícame una taza,
y el alegre Verano
por sus paredes graba;
el Verano, que cría
mil rosas y guirnaldas,
y haz que el licor exprese
la reluciente plata.
No quiero que me grabes
las ceremonias sacras,
destrozos
extranjeros
ni alguna cosa mala.
Ponme al hijo de Jove,
Lieo,
que derrama
mil plácidos licore
con Cipria venerada
con Cipria, que preside
las bodas regaladas;
y
luego un Cupidill
desnudito y sin armas.
Pon también que retocen
las tres alegres Gracias
a la agradable sombra
de racimosa parra.
Añade unos mancebos
jugando; pero guarda
que entre ellos ande Febo
con bulla y algazara.
DE LA ROSA
Con la estación alegre
de flores coronada,
cantemos, dulce amiga,
las rosas delicadas.
La rosa de los labios
divinos es el ámbar;
la
rosa es regocijo
de las humanas almas.
La rosa es el adorno
de las risueñas Gracias,
que en la estación de amores
con ella se engalanan.
De Cipris es recreo,
asunto de mil fábulas,
y del castillo coro
la predilecta planta.
¡Qué gusto arriesgarse
por cogerla entre zarsas!
¡Qué gusto entre las manos
saborear su fragancia!
En mesas y orgías
la rosa es necesaria
cual la luz; que no hay gusto
donde las rosas faltan.
Los brazos de las ninfas
y los dedos del Alba
son de rosa, y a Venus
rósea los vates llaman
La rosa cura enfermos,
sepulcros
embalsama,
vence al tiempo, que siempre
su olor juvenil guarda.
Digamos ya su origen:
Cuando la mar salda
de su bullente espuma
parió a la hermosa Pafia;
cuando de su cerebro,
de punta en blanco armada,
Jove parió a Minerva,
que al vasto Olimpo espanta.
brotó el rosal primero
Cibeles emulada,
cuajando de pimpollos
las ramas delicadas.
Los inmortales dioses
aplauden y lo bañan
con el bermejo néctar
orque las rosas nazcan.
Y entonces entre espinas
se desplegó gallarda
del adorable Baco
la flor más apreciada.
A UNA YEGUA
¡Yegua de Tracia, honor de la pradera!
Si llego a ti con palpitante seno,
¿por qué relinchas tú con vos de trueno
y, mirándome torva, huyes ligera?
¿Te parezco poltrón? Sabe, altanera,
que te pondrá mi mano rienda y freno,
y sobre ti, lanzándome sereno,
te haré girar en rápida carrera.
Pace libre por hoy: alegre salta
sobre la hierba, en tu feraz retrete,
que con mil flores Primavera esmalta.
o tardará en llegar hábil jinete
a domeñarte. Goza mientras falta
quien a la silla y carro te sujete.
DISPONÍVEL NA INTERNET em 07/04/2015, no site: http://poeticamentecorrecto.blogspot.com.br/2007/04/anacreonte-antologa-potica.html
POEMA EM INGLÊS
ON LOVE
Love walking swiftly
With hyacinthine staff,
Bade me to take a run with him;
And hastening through swift torrents,
And woody places, and over precipices,
A water-snake stung me.
And my heart leaped up to
My mouth, and I should have fainted ;
But Love fanning my brows
With his soft wings, said,
Surely,
thou art not able to love .
POEMA
EM GREGO
Άρτεμις
γουνοῦμαί σ' ἐλαφηβόλε,
ξανθὴ παῖ Διὸς, ἀγρίων
δέσποιν' ῎Αρτεμι θηρῶν
ἵκευ νῦν ἐπὶ Ληθαίου
δίνῃσι θρασυκαρδίων
ἀνδρῶν ἐσκατόρα πόλιν
χαίρουσ', οὐ γὰρ ἀνημέρους
ποιμαίνεις πολιήτας.
POEMA
EM ALEMÃO
An Artemis
Dich, Hirschtöterin, fleh ich an,
Zeus' blondhaarige Artemis,
Wilder Tiere Gebieterin:
Komm itzt zu des Lethaiosstroms
Wirbeln her, und beschaue die
Der kühnherzigen Männer Stadt,
Freudvoll, denn du behütest nicht
Rohgesittete Bürger
Eros, der Schmied
Mit schwerwuchtendem Hammerschlag,
Wie die glühende Stang' ein Schmied
Trifft mich Eros und taucht mich dann
In eiskaltes Gewässer.
POESIAS EM
FRANCÊS
Je veux chanter les
Atrides,
Je veux chanter Cadmus:
Mais ma lyre dans ses
cordes
N'a qu'un chant: celui de
l'Amour.
Naguère j'ai changé de cordes,
Changé toute ma lyre:
Et moi aussi, je chantais
les travaux
D'Hercule; mais, ma lyre
Répondait par des chants
d'amour.
Adieu donc désormais,
Héros, puisque ma lyre
Ne chante que les Érôs.
Sur des tapis de pourpre,
Égayé par Bacchus,
Je me voyais sur la pointe
des pieds
Courant agilement
Et folâtrant avec des
jeunes filles;
Puis, raillé par de jeunes
hommes
Plus vermeils que Bacchus,
Qui me lançaient des
paroles mordantes
A propos de ces belles.
Je voulus les baiser:
Tous alors me quittèrent;
Et, resté seul, infortuné,
Je ne songeai qu'à me
rendormir.
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